Bodas de madera...

Hace 11 años salimos solos por primera vez para ver qué onda. Después de esa noche, salimos muchas noches más. Y días... Conocí a tu familia y vos a la mía, que fue más difícil, porque son más.

Estuviste en la puerta del aula cuando me recibí, con un oso blanco que ahora es de Cande.

Disfrutamos, compartimos y crecimos juntos. Cambiamos de trabajo, de ciudad, de bajo. Formaste una nueva banda, con la que ahora finalmente estás grabando el disco. Y yo estoy jugando un poco al manager, un poco al productor para darles una mano.

Hace 5 años nos casamos, una tarde cálida, con el sol más alto de lo debido por el cambio de horario sancionado por el Congreso. Y la tarde se transformó en una noche mágica, en la que desplegamos el show que habíamos imaginado durante 6 meses, para nuestras familias y amigos...

Hace 4 años quedamos embarazados, también por estas fechas y decidimos que hacía falta un nuevo cambio. Ese bebé que crecía despacito en mí necesitaba desarrollarse cerca de sus abuelos y tíos. Y otra vez, juntamos todo y volvimos a cambiar de trabajo, de ciudad, de estilo de vida... Y el bebé fue Cande y pudo nacer acá, donde nos criamos y nos conocimos y donde tanta gente nos quiere tanto.




Y acá estamos. Juntos, de frente a la vida, viendo crecer a Cande. Y parece mentira que sea la señora de Loza. Y parece mentira que haya pasado tanto tiempo.

Bodas de madera. ¿Será porque nuestro amor se va haciendo más fuerte?

Volviendo

Cande creció. Es una nena de 3 años. Parece mentira que haya pasado tan rápido...
Cuando la estoy vistiendo o le ayudo a vestirse "sola, sola", la miro y le pregunto: "¿dónde está mi bebé? Yo tenía una bebé y ahora no está más".
Y ella me contesta con una sonrisa entre pícara y sobradora: "Soy yo mamá, soy una nena ahora".

Y en la vorágine de verla crecer y acompañarla este año que pasó dejé de escribir... Se volvió cada vez más interesante y más intenso el compartir juegos, paseos, experiencias y berrinches.
Además, los posteos que me alabaron como los más divertidos, que eran los que contaba Cande en primera persona se me complicaron cuando ella empezó a tener voz y a participar activamente en los diálogos de la familia.

No puedo hacerle decir cosas, cuando ella misma se planta y nos dice: "ahora me toca hablar a mí". Por supuesto, que siempre le toca hablar a ella. Siempre tiene algo para contar, para decir, para reclamar, para preguntar...

Terminé el 2012 bastante agobiada y arranco este 2013 decidida a que las energías cargadas en el mar me duren. Y dispuesta a ponerme al día con lo que me quedó pendiente de contar y revivir de este 3er año de Cande, para que sea un recuerdo que pueda disfrutar cuando crezca un poco más... Veremos cómo hacemos para mantener la compatibilidad tecnólogica.

De vuelta a la rutina. De vuelta a esta escritura compartiendo momentos...