Pasatiempos


Volví a sacarle la compu a mamá, para contarles un poco sobre mis pasatiempos favoritos:

- Tirar las cosas al piso, lo más lejos posible de mamá y papá, y con la mayor fuerza posible, para que hagan más ruido.

- Sacudir el vaso con agua sobre la ropa propia y ajena, el mantel y el perrito que pasa por abajo. (Todavía no entiendo por qué no le gusta el agua.)

- Salpicar todo lo que esté a mi alcance, mientras me baño.

- Saltar en la cama de mamá y papá, sobre todo cuando ellos tienen sueño o pretenden dormir. En mi cuna probé, pero el rebote es menor.

- Charlar, charlar, charlar. Sería mucho más interesante si los grandes me entendieran, pero son un poco lentos para aprender cosas nuevas.

- Sacarme las medias, primero una y después la otra. Y chuparlas, mucho, mucho, así no me las pueden volver a poner.

- Leer todos mis cuentos, una y otra vez, mirando atentamente las imágenes. Sobre todo las verdes o con árboles y animalitos.

- Pararme, y probar a ver si me sale esto de caminar, que es más complicado de lo que parecía.

- Contemplar todos mis chiches, expuestos sobre la cómoda de mi cuarto, para meditar cuál quiero usar hoy para jugar.

- Mirar el programa de Mickey Mouse en la tele o en la compu de mami o el padrino.
- Pasear, pasear, pasear. En auto, en cochecito, a upa o como sea.

¿Cuáles son sus pasatiempos preferidos? ¿Cómo ocupan sus días? Cuentenme o diganle a sus mamis que me cuenten. Y hasta la próxima.
Cande

De padres y abuelos

Cande tiene cuatro abuelos y nos mudamos de vuelta a Rosario para que creciera cerca de ellos y pudiera disfrutarlos.

Y a medida que Cande crece y aprende a relacionarse con su familia, es interesante analizar cómo se comportan esos abuelos respecto de cómo se comportaban cuando eran sólo padres, hace no demasiado tiempo (o eso queremos creer)...

Mi papá, padre de cuatro hijos, por ejemplo, nunca permitió desplantes ni malos comportamientos en la mesa. Sentados a la mesa familiar, sabíamos, desde nuestra más tierna infancia, que teníamos que portarnos bien y comer, sin berrinches y sin enchastres (en la medida de lo posible). Y no tenía problemas en cortar de raíz los caprichos del hijo de turno, teniendo incluso menos edad que la actual de Cande.

Ese mismo señor, ahora abuelo, es el que le ofrece la fuente de medialunas en la tarde de mate del domingo, para que elija la que más le guste o juegue con todas.
O le acerca el plato de banana pisada para hacer surcos con los deditos y ensuciar los alrededores.
O juega con su nieta a revolear el vaso de agua, salpicando la mesa, el piso, a los otros comensales y al perrito que pasa por abajo, en la búsqueda de la miga perdida.

Una abuela le hace upa en cuanto llega de visita (la misma que no permitía exceso de brazos para sus hijos), le deja jugar con los ovillos de lana y la caja de botones, con el consiguiente desparramo de hilos y botones por toda la cocina.

La otra abuela, siempre preocupada por la limpieza, se desparrama de risa, sin alterarse, cuando Cande disfruta revoleando los restos del plato de cereal por el piso parquet o sobre la ropa. O distribuyéndolo en cara y manos propias y ajenas.

Se ve que por el sólo hecho de ser "abuelos" y no "padres", se liberan de responsabilidades, se aflojan y disfrutan de jugar y "malcriar" a sus nietos. El encargado de los no, y los límites es otro. Su rol cambió y sólo tienen que pasar un lindo rato con los chicos. Y los chicos, con ellos.

Y está bueno que así sea. Nuestros padres vivieron lo mismo, cuando sus padres se convirtieron en abuelos. Y todavía recuerdo cómo aprovechábamos esas situaciones con mis hermanos, para salir ilesos de alguna travesura, poniendo a los abus como cómplices o testigos, impidiendo el reto, merecido por supuesto.

¿Qué me cuentan ustedes? ¿Disfrutan como yo, viendo los cambios de conducta por los cambios de roles? ¿Cómo se llevaban con sus abuelos? ¿ Y cómo se portan sus hijos con "los abuelos"?

Nativos digitales


Hay días que me asusta un poco la fascinación de Cande por los aparatos con botones, luces y movimientos.

Ya comenté en otro post que no hay chiche más divertido que el control remoto. Y a medida que crece, se vuelve cada vez más hábil en su uso (lo apaga, cambia los canales, sube el volumen, lo programa para que se apague solo), sin entender, todavía, la relación entre los botones que apreta y los cambios en la pantalla que tiene enfrente. Y enojándose cuando desaparece lo que estaba viendo en el televisor, sin saber que ella causó esa desaparición.

Pero la tecnología en su vida no se limita a los controles remotos... Si estoy enfrente de la compu, ella se asoma desde su silla o desde el piso para ver que estoy haciendo. Porque puede ser más interesante que lo que está haciendo en el mundo real: le encanta ver fotos digitales y navegar por páginas con animaciones, luces y colores, sobre todo si son de canales de dibujos animados.

Cuando aparece la cámara de fotos, sonríe y posa para el fotógrafo. Y después exige ver a la nena que aparece en la pantallita, para reirse con ella. ¿Se reconocerá? ¿Entenderá ya la relación causa -consecuencia entre el flash y la imagen que aparece después?

Cuando se sienta con Ariel en el estudio, toca el teclado un rato y mira la pantalla de la computadora para que le cambie el sonido, antes de seguir tocando.

Si el celular queda a su alcance, seguro que va a esforzarse todo lo posible (y lo imposible) por agarrarlo para investigarlo. Es un aparato maravilloso, con botones, luces, imágenes y sonidos. Y además, cada tanto trae a casa las voces de papá, abuelos o tíos. Tendrían que ver su cara de preocupación, mientras los busca adentro del aparatito.

"Son nativos digitales", dice mi hermano menor. "Nacieron con la tecnología y conviven con ella". Para Cande no hay vida antes de la computadora personal, Internet o la telefonía celular. No tiene que adaptarse a estos aparatos que se metieron en nuestra vida cuando transitábamos la adolescencia y no erámos del todo conscientes de la relevancia que iban a tener en nuestro desarrollo laboral o en nuestras relaciones personales.

El desafío que tenemos ahora es enseñarle a balancear la vida real con la virtual. Que no deje de jugar y aprender en la forma tradicional, como lo hicimos nosotros, pero sin negar la utilidad y marcando los "peligros" de estos "aparatos", que día a día, cambian la forma en qué hacemos las cosas.

¿Les pasa lo mismo? ¿Cómo manejan la interacción de sus hijos con la tecnología? ¿Miran mucha televisión? ¿Usan la computadora? ¿Tienen algún tipo de control en Internet?

Día del Niño



2do Domingo de agosto: Día del Niño. Cuando era chica era el primer domingo, hasta que un año se cambió por el segundo. Motivos comerciales, supongo...

El primer día del Niño de Cande. El año pasado estaba en la panza y no sabíamos si era nena o nene. Mi suegro nos regaló una muñequita, por si era nena. Y estábamos en la búsqueda de nuestro destino final, entre Rosario y Buenos Aires. Parece mentira que pasó un año y que se resolvieron tantas incertidumbres.

Ahora, Cande está por cumplir 9 meses y la celebramos en su día, reunidos en familia. Por supuesto, no entiende mucho del sentido del festejo, pero le encantó tener a toda su familia alrededor, haciéndole payasadas y que aparecieran nuevos chiches para jugar.

El festejo lo empezamos antes. Los abuelos, por los dos lados, le dieron el regalo en cuanto lo compraron. Y nosotros la llevamos con nosotros, en plan de shoping, para elegirlo y asegurarnos el nivel de aceptación de nuestra elección. Aprovechamos que por ahora no hace pedidos formales.

Por suerte, todos los regalos que recibió fueron un éxito y la verdadera fiesta es la cara, mezcla de sorpresa y felicidad, que pone cada vez que se encuentra con sus chiches. O verla jugar, super concentrada, investigándolos cuidadosamente.

¿Cómo festejaron a sus niños en este día? ¿Cómo recibieron los regalos?

¿Y ustedes de chicos? ¿Cómo vivían el día del niño? A mí me mataba la ansiedad. ¿Se acuerdan de algún regalo en particular? Yo el que más me acuerdo fue el año que me regalaron el Master Top (y delato mi edad). Todavía lo tengo guardado y funciona. Para que Cande pueda jugar con los chiches de mamá. ¿Saben lo qué es? Sino, les dejo la inquietud para que investiguen.