Recuerdos de un día mágico

 
No fue el día más importante, pero fue un día muy especial. Decidimos enfrente de nuestros amigos y familiares que queríamos ser familia. Reafirmamos las ganas de estar juntos que empezaron hace 12 años. Empezamos a gestar esta familia que tenemos ahora y a la que se sumó Cande.
Por todo eso, ¡felicidades!

Otra Frecuencia

Esta entrada surgió recordando mis primeros días de mamá. Y charlando con Ceci, cuando nació su hija y Marisa, después que nació Bruno. Ahora va dedicada a Flor e Inés (mi cuña, que está por hacerme tía).

¿Por qué nadie te cuenta que el mundo tal cómo lo conociste va a funcionar mil veces más rápido que vos y tus necesidades cuando te vayas a tu casa con tu hij@ recién nacido?

Los ruidos de la calle, los autos, la gente caminando rápido para llegar a sus compromisos, todo es más rápido, más intenso, más atemorizante que cuando entraste al sanatorio un par de días antes. Y para agregarle miedo, sos responsable de una personita que cuenta con vos y confía en vos para todo.

Salir del sanatorio con tu bebé en brazos, ser arrojada a la ciudad con su tránsito alocado, la gente metida en sus problemas y acelerada supone un shock para el que ningún curso de preparto ni lectura previa te prepara.

Funcionás en otra frecuencia, tenés otro ritmo y otras necesidades. Y tenés que aprender a entender las necesidades de tu bebé y cómo te las pide. Tienen que conocerse y para eso necesitan que les resuelvan todos los otros problemas de la vida cotidiana y no los expongan al ritmo del afuera...

Las visitas al obstetra y al pediatra, hasta que te dan el alta y tu bebé empieza a recuperar peso, son el equivalente en tu cabeza, a una expedición para escalar el Aconcagua, por los preparativos previos y la adrenalina que te genera.

Nadie te lo cuenta, nadie te prepara para ese momento. Y es complicado que te entiendan...

Yo tuve suerte, Cande no nació en la ciudad donde tenía mi casa, entonces paraba en la casa de mi mamá, que se ocupaba de las cuestiones domésticas... Y yo sólo tenía que recuperarme y tratar de conocer a Cande y cómo pedía mi atención. No suele ser así, por eso escribo este post.

Si tu esposa, pareja o hija está pasando por esta etapa, dale contención y toda la ayuda posible... No siempre sabe pedirlo, porque todavía no sabe dónde está parada...











¡Cuánto crecimos! Retomando...

Hace más de un año que no escribo... La última vez fue el 23 de febrero, por nuestro aniversario.
Mi amiga Ceci me lo recordó esta semana. Ella lo leía primero para divertirse y después como material de estudio, mientras esperaba a Elena, su primera hija. Ahora puede enseñarme a mí, como mamá por dos.

Cuando empecé a escribir, era un ejercicio que funcionaba como extensión de un taller de escritura. Después, una sección de blog que compartía con otras tres mujeres, que sirvió de soporte durante mi embarazo + búsqueda de trabajo + mudanza, lejos de la familia y de mis amigas de siempre. Y finalmente, un espacio propio, para compartir experiencias, mientras ocupaba las horas como mamá full time, después de muchos años de trabajo full time.

Y a medida que Cande fue creciendo y haciéndose independiente, escribí cada vez menos. Cambié las horas de escritura por horas de trabajo; la agenda se fue llenando de a poco, volví a encontrarme con mis amigas de siempre, volví a tener tiempo para mí...

Y las aventuras se resumieron en lo que permite publicar el perfil de Facebook. Ya no puedo escribir como si fuera ella, porque ella tiene su voz. Y cada día trabaja para que sea personal, propia, independiente de la nuestra. No puedo hacerla hablar, puedo reproducirles lo que dice. Voy a tratar de hacerlo, porque creo que es más interesante que lo que le hacía decir yo.

Cande creció. Tiene 4 años. Empieza la escuela en un par de semanas. Quiere volar sola, caminar suelta por la calle y cruzar sin darte la mano. Los programas más interesantes son siempre "sin los papis". Y lo remarca, para que quede claro. Pero me dice todos los días que me quiere, que me queda bien el vestido y me pregunta cuando vuelvo a casa, "¿cómo fue tu día?" Y con esa sola pregunta, soluciona todos los problemas que puedan haber entrado a casa.

Para no perder el hábito, voy a tratar de volver al post semanal, contando las aventuras nuevas o las que me quedaron en el tintero. Y escucho sus aventuras...