
¿Cómo cumplir con las tradiciones, pero manteniéndose al margen del torbellino del mercado? ¿Cómo revivir la magia de estos tiempos? ¿Cómo seguir siendo niños esperando la Nochebuena? ¿Cómo mantener las tradiciones vivas, para que Cande las conozca y pueda a su vez transmitirlas, llegado el momento?
Llega el 8 de diciembre y hay que armar el arbolito y el pesebre. Hay que preparar nuestra casa y nuestro corazón para que nazca en ellos el Niño Dios, que viene a salvarnos. ¿Dejaremos que nos llene de esa Paz que tanto necesitamos? ¿Podremos esperar con la serena paciencia de María?

Que volvió al ataque cuando estuvo terminado:
- "Ahora vamos rápido a la casa de la abuela. Tenemos que ayudarla con el suyo". - Como yo, cuando tenía su edad y algunos más también...
- "Esta tarde, Cande. Esta tarde, vamos".
Esta tarde vamos a ir a la casa de la abuela para ayudarla a armar su arbolito y su pesebre. Y vamos a dar por iniciado este tiempo de espera para la llegada de la Navidad. Que este año viene por partida doble, porque además de esperar una vez más el Nacimiento de Jesús, esperamos el nacimiento de Vicky, que nos hará padres nuevamente y convertirá a Cande en hermana mayor. Y vamos a brindar por el inicio del tiempo de Navidad. Con sidra y pan dulce. A la salud nuestra y del abuelo Manuel. Como él nos enseñó. Para mantenerlo vivo, siempre presente entre nosotros, siempre en el recuerdo. Y para enseñarle a Cande. Para mantenernos vivos y trascender en las tradiciones familiares.
¡Salud!
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