Mi mundo


El balcón se convirtió en nuestra conexión con el afuera en estos días de cuidarnos en casa. La ciudad silenciosa como nunca, a pesar de vivir en pleno centro, sólo quebrado cada tanto por el paso de un colectivo, en su recorrido inexorable. 

Sentada en mi rincón, tomo mate. Al lado Vicky juega a los bolos, espera a la hermana y charla. Como Cande tarda en venir, le sigo la charla, para entretenerla. Contesto sus preguntas, le calmo los miedos, la dejo imaginar.

¿Con qué llenarías tu mundo? Recuerdo al cuento que amorosas maestras le mandaron para que escuche y no pierda el contacto con ellas y con las vivencias del jardín... Se para firme, me mira, respira y arranca:

"Con una playa que pueda entrar en el balcón, con un mar que podamos poner al lado de la playa, acá entre la reja y el motor del aire acondicionado. Con una carpa para vivir en la playa. Con una linterna que nos sirva para contar cuentos de noche, pero que no sean de miedo. Con estrellas que nos iluminen cuando no haya más sol. Con un juego de bolos gigantes, para jugar en la playa con Cande. Con un oso de peluche por si nos da sueño después de los cuentos. 

Con una muñeca de pelo azul, con una trenza larga y vestido, para jugar en la carpa de la playa. Con un muñeco de pelo azul y pantalones, gemelo de la muñeca. Pero el muñeco es pelado, sabemos que tiene pelo azul por las cejas, porque en la cabeza no tiene nada, porque en una travesura se lo afeitó. 

Con un mate que no se vuelque (cuando volcamos el mate). 

Con una cama para que todos entremos en la carpa para dormir. Con un colchón gigante, que no se llene de arena. 

Con una ventana afuera que se abra para adentro. 

Y nada más ese sería mi mundo."

Hermoso mundo el que imaginaste. Te imaginás el mar en casa, una playa en el balcón con arena que no ensucie. Juguetes y historias. No dejes nunca de imaginar.

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