Nativos digitales


Hay días que me asusta un poco la fascinación de Cande por los aparatos con botones, luces y movimientos.

Ya comenté en otro post que no hay chiche más divertido que el control remoto. Y a medida que crece, se vuelve cada vez más hábil en su uso (lo apaga, cambia los canales, sube el volumen, lo programa para que se apague solo), sin entender, todavía, la relación entre los botones que apreta y los cambios en la pantalla que tiene enfrente. Y enojándose cuando desaparece lo que estaba viendo en el televisor, sin saber que ella causó esa desaparición.

Pero la tecnología en su vida no se limita a los controles remotos... Si estoy enfrente de la compu, ella se asoma desde su silla o desde el piso para ver que estoy haciendo. Porque puede ser más interesante que lo que está haciendo en el mundo real: le encanta ver fotos digitales y navegar por páginas con animaciones, luces y colores, sobre todo si son de canales de dibujos animados.

Cuando aparece la cámara de fotos, sonríe y posa para el fotógrafo. Y después exige ver a la nena que aparece en la pantallita, para reirse con ella. ¿Se reconocerá? ¿Entenderá ya la relación causa -consecuencia entre el flash y la imagen que aparece después?

Cuando se sienta con Ariel en el estudio, toca el teclado un rato y mira la pantalla de la computadora para que le cambie el sonido, antes de seguir tocando.

Si el celular queda a su alcance, seguro que va a esforzarse todo lo posible (y lo imposible) por agarrarlo para investigarlo. Es un aparato maravilloso, con botones, luces, imágenes y sonidos. Y además, cada tanto trae a casa las voces de papá, abuelos o tíos. Tendrían que ver su cara de preocupación, mientras los busca adentro del aparatito.

"Son nativos digitales", dice mi hermano menor. "Nacieron con la tecnología y conviven con ella". Para Cande no hay vida antes de la computadora personal, Internet o la telefonía celular. No tiene que adaptarse a estos aparatos que se metieron en nuestra vida cuando transitábamos la adolescencia y no erámos del todo conscientes de la relevancia que iban a tener en nuestro desarrollo laboral o en nuestras relaciones personales.

El desafío que tenemos ahora es enseñarle a balancear la vida real con la virtual. Que no deje de jugar y aprender en la forma tradicional, como lo hicimos nosotros, pero sin negar la utilidad y marcando los "peligros" de estos "aparatos", que día a día, cambian la forma en qué hacemos las cosas.

¿Les pasa lo mismo? ¿Cómo manejan la interacción de sus hijos con la tecnología? ¿Miran mucha televisión? ¿Usan la computadora? ¿Tienen algún tipo de control en Internet?

No hay comentarios:

Publicar un comentario